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Una mirada académica del feminicido

 

 

Imagen tomada por Lizeth Alvarado de la portada del libro La vida es rosa de Fernando González 

Por: Lina Marcela González  

Natalia Mancipe recuerda a Tatiana Fandiño como una persona especial y sencilla. Sus padres la amaban y se preocupaban por ella, pues siempre lo demostraron mientras fueron compañeras de colegio. Nadie imaginó que su vida terminaría de aquel modo o tal vez “todos creímos ingenuamente que la relación que llevaba con Kevin Jaramillo no pasaría del maltrato y los insultos. Lamentablemente esta relación se salió de control Kevin asesinó a Tatiana de la manera más atroz”. 

Para Natalia era inevitable recordar que ellos llevaron una relación tormentosa, pues la mayoría de las veces Kevin estaba drogado. “Era una persona conflictiva, con antecedentes penales y muchas veces dio señales de inestabilidad emocional”,  razón por la cual días antes de su muerte, Tatiana tomó la decisión de volver con sus padres. Repentinamente cambió de idea y siguió con Kevin, sin saber que su convivencia duraría poco. Natalia Mancipe finaliza su relato, con el último recuerdo de su amiga Tatiana, diciendo que el hecho se habría podido evitar.

Como Tatiana Fandiño, son cientos los casos de mujeres víctimas de feminicidio que se presentaron en Colombia en el 2014. En lo que va corrido del 2015 las cifras publicadas por Medicina Legal ascienden a 305 mujeres asesinadas, 56 casos menos de los que se presentaron el año anterior. Estas cifras han posicionado a Colombia en el segundo puesto a nivel Latinoamérica con mayores casos de feminicidio después de México. El maltrato hacia la mujer por parte de su pareja se ha incrementado en un 50% en lo que va corrido del 2015, situación que conlleva a mayor número de casos de feminicidio

 

 

Pero estos indicadores no muestran realmente la situación de violencia de género por la que muchas mujeres han pasado. Uno de los sectores que se ha planteado una serie de interrogantes acerca de la manera como se ha avanzado y se avanzará en la difusión y prevención de los casos de feminicidio es el sector académico.

“Era importante apoyar con la literatura la lucha contra lo que hoy llaman el feminicidio y la violencia hacia las mujeres”. 

 

Entrevista al escritor Fernando González en el Espectador.com

Una de las estrategias que desde la academia se propuso es la divulgación del caso de Rosa Elvira Cely a través del libro La vida es rosa: el oscuro amanecer de Rosa Elvira Cely en el parque nacional,  publicado en el año 2014. En este libro el escritor Fernando González narra lo sucedido con Rosa Elvira Cely, víctima de feminicidio, quien fue empalada por Javier Velazco, y 5 días después murió por peritonitis.

Precisamente es a través de este libro que se reconstruye la situación familiar, judicial y de violencia por la que tuvo que pasar los amigos y familiares de Rosa Elvira. Además, según Fernando González, con el apoyo de Adriana Arandia Cely, hermana de Rosa Elvira, el libro tiene un fin pedagógico, que busca crear conciencia en el ámbito educativo de los colegios y universidades, para que desde edades cortas las personas asuman la necesidad de construir una cultura libre de violencia de género.

 

A este libro se le han abierto las puertas en distintos lugares del país. El texto da conocer el caso por el cual hoy en día se debate la tipificación del feminicidio como delito autónomo, en el marco de la Ley 107 de 2013 denominada ‘Rosa Elvira Cely’. Esta ley también busca que se aumente la pena carcelaria a los feminicidas y establece la necesidad de difundir, a través de los medios y el Estado, campañas de sensibilización y adopción de métodos para prevenir la violencia de género y el feminicidio.

 

Además, según Fernando González, gran parte de la información y la difusión de la Ley Cely y de otros aspectos que atañen campañas de sensibilización han estado a cargo de la academia y de espacios que han sido abiertos por entidades y colectivos, más que por los medios de comunicación masivos.  Es así como la Secretaría Distrital de la Mujer, en alianza con el Centro Memoria, Paz y reconciliación presentaron la ponencia “Feminicidio y crímenes de odio”, el pasado lunes 11 de mayo, en el marco de la exposición Voces de mujeres constructoras de memoria y paz[1]. Esta ponencia fue presidida por la abogada impulsora de la Ley 107 Isabella Agatón y la hermana de Rosa Elvira, Adriana Arandia Cely, donde se abordaron las distintas problemática de la violencia de género y en coordinación con la exposición, que evidencia el aporte de las mujeres a la construcción de paz, se plantearon distintos caminos en los que académicamente se debe abordar el feminicidio, de manera que se disminuyan las consecuencias de esta problemática. 

 

 

 

 

 

 

“Denunciar, discutir y reconstruir los sucesos, por dolorosos que resulten, es un paso importante para prevenir todo tipo de violencia”.

 

Entrevista al escritor Fernando González en el Espectador.com

Es en estos ámbitos académicos, donde los nombres de las mujeres víctimas de feminicidio han toman protagonismo, donde han sido mencionadas las “Rosas Elviras” que han sido maltratadas y posteriormente asesinadas, como Tatiana Fandiño. Detrás de estos nombres hay cientos de mujeres aplacadas por la violencia y desde sus casos se busca avanzar en temas de conciencia en equidad de género. 

En esta ponencia sobre Feminicidio y crímenes de odio se reconoce que es de algún modo satisfactorio el hecho de que, en lo que va corrido del año hayan disminuido en 56 los casos de feminicidio, pero esto no significa que 305 mujeres asesinadas sea una cifra favorable. De hecho es una cifra que aún causa temor y de la que muchos expertos se preguntan si verdaderamente se está avanzando, ya que una cifra no refleja el trasfondo de ésta problemática.

Aunque los espacios de apertura al tema del feminicidio han sido recientes, son muchas las organizaciones y colectivos que se han pronunciado respecto al tema, según lo Menciona Fabiola Prado, investigadora del Centro Memoria. “La construcción de la exposición se llevó a cabo durante varios años, mediante el desarrollo de trabajos y talleres como aporte para la constitución de una cultura de la no violencia”. Este proceso ha estado orientado por la Secretaría Distrital de la Mujer,  con lo que se busca que más personas se integren a estas actividades, incentivando la difusión de los casos de feminicidio y las estrategias de  prevención, pues no es una cuestión reciente en la que muchos no están exceptos de involucrarse.

 

 

[1] La exposición de Voces de mujeres constructoras de memoria y paz, inaugurada el 9 de marzo del presente año es una exposición de productos visuales donde se refleja el trabajo de las mujeres en colectivos, manifestaciones, ámbitos del común, etc. Según Fabiola Prado,  busca “hacer visibles las voces de las mujeres en cuanto a la creación de memoria, construcción de paz y tejido social”, respondiendo al eje de acción de la mujer en su ámbito social, y de cómo ha avanzado a nivel local a partir de su trabajo como lideresa, 

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