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¿Quiénes eran y cómo son los feminicidas?

Por: Valeria Angulo Tarapuez

 

Tatiana Fandiño tenía 23 años cuándo fue asesinada y su cuerpo fue encontrado en una maleta, que había sido dejada en un botadero ubicado en el sur de Bogotá. Inicialmente la revista Semana título este hecho como “macabro”, medios lo catalogaron como “escalofriante”, estos adjetivos muy acordes a la situación teniendo en cuenta el dictamen de medicina legal, debido a que se encontraron algunos signos de amordazamiento, laceración, marcas en cuello por las maniobras de estrangulamiento y coloración oscura de la sangre debido falta de oxígeno.

 

Las primeras investigaciones aún no lograban indicar quién habría sido el responsable de un hecho tan “aberrante”, sin embargo, en cuestión de días las autoridades empezaron a sospechar del exnovio de Tatiana, Kevin Rubén Jaramillo, con quién ella había convivido por un tiempo, estas sospechas comenzaron a partir de las muestras de ADN que se hallaron de él en el lugar donde fue encontrado el cuerpo de Tatiana. Fue entonces cuando la conmoción aumentó y Kevin Jaramillo se pronunció, asegurando que era inocente. Incluso acudió a las autoridades para colaborar con las investigaciones, ya que él se declaraba sorprendido y aseguraba no conocer el paradero de ella. Sin embrago, y después de varios días de investigación las pruebas indicaban que Kevin era culpable, y que este no actuó sólo, sino que recibió ayuda de un amigo.

 

Grande fue el asombro de los medios y autoridades cuando se imputo a Kevin como el responsable de tal crimen, debido a que era un joven que no superaba los 24 años de edad, no registraba ningún antecedente penal, aparentemente ajeno a este tipo de situaciones y por esto en un inicio no se sospechó de Kevin, el perfil de este joven no generaba desconfianzas y aparentemente tenía una buena relación con Tatiana.

 

Por otra parte están los feminicidios que han ido presentando en la ciudad mexicana, ciudad Juárez, y que desde 1993 a 2013 ya se han reconocido aproximadamente 700 mujeres víctimas de feminicidio. De acuerdo con las investigaciones que se han llevado a cabo, estos asesinatos se ejecutaban siguiendo aparentemente un ritual, ya que las víctimas eran secuestradas, torturadas, sometidas a abusos sexuales, mutilaciones, estrangulamiento, y los cuerpos de las mujeres, adolescentes y niñas eran encontrados desnudos, lastimados, desfigurados, etc... Y fue finalmente en el cuerpo de estas mujeres en donde se hallaron las pruebas para encontrar a los culpables del feminicidio, uno de los primeros implicados en los feminicidios de ciudad Juárez fue Abdul Latif Sharif Sharif, y quién fue  imputado por haber asesinado aproximadamente a veinte mujeres y ser uno de los líderes de los “Rebeldes de Ciudad Juárez”, un grupo de asesinos seriales, feminicidas, varios de ellos motivados por la misoginia y bajo la creencia que la violencia contra la mujer es un deber.  Y estas motivaciones pueden ser muy distintas teniendo en cuenta el  caso de Tatiana Fandiño, ya que este feminicidio no fue cometido por un grupo de asesinos seriales, motivados por la misoginia, sino que el asesino de Tatiana fue un joven que no tenía antecedentes penales y aparentemente estaba equilibrado emocionalmente. 

¿Qué pasó en ciudad Juárez?

 

Desde 1993 empezaron a desaparecer mujeres en el estado mexicano de Chihuahua, y las primeras hipótesis era que estos casos se podrían estar presentando por grupos dedicados a la trata de personas. Las cifras de las mujeres que desaparecían iban en ascenso, por lo que varias ONGs se unieron, con el fin de que el término feminicidio se estableciera en México, para referirse al asesinato de mujeres y para que estos no quedaran en la impunidad, debido a las pocas garantías que el gobierno ofrece a las víctimas y a los familiares de las víctimas.

 

Son varias las denuncias que se han presentado frente a la impunidad que se han generado a la hora imputar a los agresores a los feminicidas, ya que habían influencias económicas y políticas que estarían implicadas, para que estos casos se quedaran en la impunidad.

 

Con lo dicho anteriormente, reconocer el perfil de un hombre feminicida es un trabajo aún complicado, ya que no se cuenta con parámetros, o una guía que permita identificar fácilmente el perfil de un posible atacante, pues las características son múltiples y aún no hay pautas para señalar, facilitar o agilizar la investigación. 

 

Sin embargo Andrea Mojica Magíster en psicoanálisis, subjetividad y cultura, psicóloga de la Universidad Nacional de Colombia, menciona que los victimarios o los hombres agresores  en muchas ocasiones son machistas, se creen dueños absolutos de la mujer, muestran conductas de control y posesividad, y muchos de ellos se esconden o mantienen una imagen falsa para acercarse a sus víctimas. 

 

Por otro lado quisiera mencionar el caso de Kelly Méndez, una mujer víctima de un intento de feminicidio; ella tiene 26 años de edad, tiene un hijo al que adora, y fue quizás el motivo que la impulso, él ancla y el motivo por el que ella se negó a cerrar los ojos la noche del 23 de noviembre, cuándo su ex pareja Yerson Oswaldo Neva le enterró un cuchillo en su pecho. 

 

Conocí el caso de Kelly  por medio de un artículo publicado en El Tiempo, que rápidamente  capto mi atención. Leí la historia que allí habían publicado, una historia en la que se narraba lo que tal vez muchas mujeres han vivido y tan solo unas pocas han decidido contar, por lo que haber tenido contacto con Kelly y conocer su historia por  voz propia, es una de las experiencia que permite conocer más sobre las dimensiones de las problemáicas, porque  precisamente la voz de estas mujeres las que permiten que las personas puedan conocer y sensibilizarse frente al tema del feminicidio. 

 

 

 

Cuando llegó el día en que  iba a conocer personalmente a Kelly, me inquiete mucho por su historia, estaba ansiosa por verla, considerando que cuando leí la noticia me parecía que este era un caso muy lejano, inconcebible. Estos testimonios son muy valiosos y es que son pocas las mujeres que quedan vivas para contar la tragedia que tuvieron que vivir a manos de hombres que se creen poseedores y dueños de sus cuerpo, por el hecho de ser mujeres.

Fotografía tomada por Valeria Angulo, mayo de 2015.

-“¿Usted no se da cuenta de todo el esfuerzo que estoy haciendo por usted, no se da cuenta que yo quiero estar es con usted?, es que si usted no es para mí no es para nadie”.

 

Estas fueron las palabras que Kelly escuchó antes de sentir “un puño el pecho”, ella pensó que había  sido golpeada, pero cuando él retiro sus manos vio que tenía un cuchillo enterrado. Kelly menciona que hoy por hoy, no podría mencionar comportamientos  que la hicieran pensar o imaginar, que él en algún momento atentaría contra su vida.

 

-“Teníamos una relación normal, algunas veces se presentaban inconvenientes (…) uno de los aspectos que me llamó la atención de él fue que no era muy social, se encerraba mucho en sí (…) era muy introvertido, pero a esto nunca  le vi ningún inconveniente, no preocupaba”.

 

De nuevo este relato evidencia lo difícil que es definir los perfiles de los hombres victimarios o feminicidas. En el mes de junio de 2015 fue aprobada la ley Rosa Elvira Cely contra el feminicidio, y con esta se pretende que las medidas sean eficaces para prevenir, sancionar e investigar los casos de feminicidios y además a los feminicidas, esto a partir del comprensión que se tenga de algunos elementos que forman parte de un continuum de violencia, como lo son la misoginia, el odio y el desprecio a las mujeres, para ejercer control sobre ellas; así entonces las instituciones encargadas de sancionar con diligencia estas conductas, considerando la ley Rosa Elvira Cely, protegiendo a las víctimas y a los familiares de ellas, que buscan justicia, reparación y no repetición.

 

En un informe general auspiciado por el Fondo de Población de Naciones Unidas, publicado en el 2011 muestra los distintos desordenes de identidad que presentan los feminicidas, entre ellos  se resalta el trastorno de personalidad antisocial, los sujetos que los presentan se caracterizan por mentir, robar o pelear con frecuencia, además de ser buenos para manipular a las personas a partir del chantaje emocional, por otro lado se presenta el trastorno de carácter narcisista y estos individuos tienen sentimientos excesivos de egocentrismo  y persiguen principalmente metas egoístas. Este informe expone varios conceptos útiles para la comprensión de la violencia, que posiblemente puedan ayudar a identificar a sujetos propensos a reaccionar de manera violenta.

 

Finalmente y con el recorrido realizado hasta ahora, es posible ver que aún es complejo identificar o hablar de un solo perfil para identificar a un feminicida, esto es aún muy debatido, porque no todos pueden presentar síntomas psicótico y en el caso de que algunas personas presenten un tipo de trastorno personalidad no puede ser catalogado inmediatamente o no se debe relacionar inmediatamente como un feminicida. Por último me gustaría citar a  Don Dutton Ph.D. en Psicología Social por la Universidad de Toronto y a Susan Golant un escritora especializada en temas de la mujer, la paternidad, y los negocios, y ambos afirman que: “los maltratadores habituales podrían ser definidos como sujetos emocionalmente inestables, sujetos que cometen actos de violencia de forma esporádica, centrando toda su ira en la pareja con la que están emocionalmente ligados”.

 

Rita Laura Segato es Ph. D. en Antropología Social de la Queen’s University of Belfast, investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones,  Asesora de la Coordinación de Mujeres de la Fundación Nacional del Indio –FUNAI de Brasil para la realización de los Talleres de divulgación de la Ley Maria da Penha contra la violencia doméstica., ha publicado algunos artículos y libros entre estos  “La escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez” , “La Nación y sus Otros” y el libro “Raza, Etnicidad y Diversidad Religiosa en tiempos de política de la identidad”. Segato ha sido una de las autoras más comprometida con la investigación de los feminicidios y la tipificación de las modalidades de la violencia feminicida.

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